La génesis de cualquier marca siempre comienza con una gran idea para un producto o servicio que usted cree que es un concepto de negocio viable o un añadido a su marca existente. Gente inteligente y bienintencionada se reúne y resuelve los detalles de lo que va a hacer este nuevo negocio asesino, cómo será mejor que los competidores, y luego normalmente (con suerte) determina su viabilidad desde un punto de vista financiero. Y entonces se enfrentan a esta pregunta crítica: ¿cómo lo llamamos?
Así que empiezas a tachar ideas para el nombre de la empresa en el reverso de las servilletas o en tus notas de ideas de negocios. Empiezas a obsesionarte con ello, pensando en ello mientras conduces, comes, corres, incluso duermes. Las ideas empiezan a filtrarse, y comienzas a construir una lista de nombres de candidatos. Escoges un favorito y luego lo buscas en Google, pero descubres que el nombre está siendo usado por otra compañía, a veces en el mismo negocio. Tal vez repitas este proceso unas cuantas veces y termines frustrado, o tal vez encuentres oro y aterrices en algo verdaderamente único. ¿Pero cómo sabes si el nombre que estás considerando es bueno?
Hay muchas razones psicoanalíticas para saber qué valora tu público en un nombre, pero no soy psicólogo, así que ni siquiera pensaré en ir allí. En la agencia Leovel lo que podemos ayudar es a proporcionar una lista de criterios sensatos que puedes usar para medir las ideas que tienes, y reducirla al mejor candidato posible.